Un campeón decidido
Cómo René Lacoste persiguió su sueño y forjó su carrera.
Una mente de acero
René Lacoste no estaba predestinado a una carrera deportiva. A los 18 años, tomó la decisión de dedicarse por completo a su pasión, el tenis. Entrenaba sin descanso para mejorar su fuerza, precisión y concentración, para que su técnica fuese "lo más perfecta posible". Jamás perdió, hacía de cada derrota una victoria para mejorar. Un método que le resultó efectivo: ganó siete torneos individuales y jugó en el equipo francés que ganó la Copa Davis en 1927 y 1928.
Una técnica imparable
Para dominar su juego, René Lacoste articula una determinación inquebrantable alrededor de una táctica inmejorable: estudiar el juego de sus oponentes para agotarlos y poder vencerlos. Golpea la pelota, retrocede y perfecciona el golpe con el brazo doblado y tenso. Todo un perfeccionista, anotó detalladamente todos sus movimientos por escrito y escribió el libro "Tennis" en 1928. Una verdadera Biblia para la victoria.
El creador de la polo
Cómo René Lacoste revolucionó el estilo de vida y la moda del tenis de los años 20.
Golpe de genialidad
Camisa de manga larga, pantalón de pinzas y cinturón: el atleta no tiene que adaptarse al atuendo, sino todo lo contrario. René Lacoste coloca la comodidad en primer plano y entiende la necesidad de contar con ropa adpatada al deporte. Desafiando las convenciones, acortó las mangas de la típica camiseta de tenis para crear un polo cómodo. Por primera vez, los diseños se bordaron con el cocodrilo característico, lo que las hace reconocibles al instante.
El inicio del estilo de vida deportivo
Rápidamente, René Lacoste vestía a sus amigos y familiares con la polo en los partidos internacionales. Avanzado a su tiempo, creó un vestuario moderno: ligero, adaptable y alta mente deseable. Los fundamentos de Lacoste se habían firmemente establecido.
El hombre detrás de la raqueta de metal
Cómo René Lacoste dio vida a todas sus ideas.
Un pensamiento 360º
La tenacidad es su mantra. Para hacer la práctica del tenis más cómoda, René tuvo un millón de ideas que lo convirtieron en un jugador único. Desde sus inicios, no dudó en tallar el mango de su raqueta o cubrirlo con cinta quirúrqica para favorecer la ergonomía.
El inventor imparable
Cuanto más practicaba, más ideas tenía. Toda su vida continuó innovando y presentó una treintena de patentes a lo largo de su vida. Entre sus inventos más famosos se encuentran la máquina que dispara pelotas para que el tenista entrene solo o una raqueta de metal ligera y fácil de manejar. Invenciones que mejoraron su juego y el de todas las futuras generaciones de tenistas.